¿Por qué son tan peligrosos los humos generados al soldar? ¿Dónde y cómo se generan? Platiquemos un poco sobre estas preguntas que pueden ser tan recurrentes y que al final del día, nos permiten tener más presente la importancia y urgencia de la protección y el cuidado en todo tipo de tareas que generan humos, como lo son la soldadura y el corte.
Las piezas metálicas a unir, sus posibles recubrimientos, el material que nos sirve para unirlas, así como el mismo aire que está presente en el momento de aplicar la soldadura son elementos que propician la generación de humos al encontrarse a una alta temperatura. Estamos hablando de que es un proceso inevitable el que surjan los humos propios de una combustión, pero esto no significa que no resulten perjudiciales para el ser humano.
Todo debido a que estos humos se componen de ciertas partículas contaminantes, entre las que predominan: óxido de berilio, óxido de níquel, manganeso, entre otros. Este tipo de partículas suelen tener un tamaño menor a 1 µm por lo que es difícil que podamos verlas a simple vista aunque estén presentes, sin dejar de mencionar los gases que también se hacen presentes en los humos de soldadura, tales como, dióxido de carbono, fosgeno y más.
Veamos a detalles de dónde surgen estás sustancias y partículas, así como los daños que ocasionan en el cuerpo.
Estos contaminates surgen sobretodo en aplicaciones de soldadura, corte y relleno donde hay presencia de materiales base como aceros al carbono, aceros inoxidables, aleaciones de acero, aluminio, plomo y bronce. Surgiendo óxidos de manganeso, hierro, níquel, cromo, plomo y cobre que a su vex generan daños desde alergias, síndrome de fiebre de vapor, hasta problemas en las vías respiratorias y riesgo de cáncer de pulmón.
Al igual que en los pasados, éstos surgen en aplicaciones de soldadura, corte y relleno en los cuales los recubrimientos sufren la fusión. Entre los recubrimientos más comunes están: galvanizado, cromados, niquelado, así como químicos antioxidantes y pintura. Estos recubrimientos generan óxidos de plomo, zinc, cromo, níquel, cobre; monóxido de carbono, anhídrico carbónico, cloruro de hidrógeno, cianuro, formalina y fosgeno, provocando fatiga, dolores de cabeza, mareos y náuseas, asfixia, asma, reacciones alérgicas y daños en general en el sistema respiratorio, además de posibles afectaciones en la capacidad reproductora.
Surgen al momento de realizar uniones de soldadura con varillas o alambres, electrodos revestidos así como soldadura con flux, además de que también interfieren los gases de protección y combustión. Todo lo anterior genera óxidos de plomo, berilio, manganeso, zinc, estaño, cobre, además de fluoruros, cloruros y monóxido de carbono; provocando los daños ya mencionados como peligro de asfixia y enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio como asma, bronquitis o cáncer de pulmón.
Por último, aunque no por ello menos riesgosos, están los contaminantes que surgen por las impurezas que se encuentran en el aire al momento de las tareas de soldadura y corte. Este tipo de contaminantes incluso suelen surgir sobretodo con la soldadura MIG y TIG con aluminio, generando fosgeno, óxido de nitrógeno y ozono.
Ya que sabemos cómo se originan estas partículas es importante recordar que debido a su tamaño menor a 1 µm son fáciles de introducirse en el cuerpo humano y penetrar en los pulmones así como llegar al torrente sanguíneo y al cerebro. Por supuesto la cantidad de humos inhalados por el soldador o las personas cercanas al área de soldadura depende de diversos factores como el tipo de aplicación y la producción de humos que ocasiona, la posición que mantenga el soldador con respecto al punto de soldadura, la ventilación con que cuenta el área y la protección individual que se esté usando.
Todo lo anterior sumado a la gran cantidad de estas partículas que se encuentra en los humos de soldadura, hace imprescindible que sean extraídos correcta y eficazmente.
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